Los normandos, esos gigantescos guerreros “venidos del Norte” -también llamados “vikingos”-, poseen una falencia que no logran tolerar: no conocen EL MIEDO. Y eso los irrita… ¡Porque todo el mundo conoce el miedo, hasta los pueblos más débiles e insignificantes desbordan de miedo! Y ellos, sanguinarios maestros de la guerra, no poseen ni una pisca.
Es así que llegan con su drakkar a las costas de la Galia, en el marco de una especie de “viaje de estudios”, para averiguar de qué se trata eso de sentir temor, pánico y terror en carne propia. Y su excursión coincide con la visita a la aldea gala de Frenetix, sobrino del jefe Abraracurcix, un frágil muchachito empapado con toda la “modernidad citadina” de Lutecia, pero que poco y nada conoce de la dura vida de las armas.